Se trata de un viaje poético y sensorial; de la creación de un mundo mágico en el que los bebés podrán relacionarse con los seres imaginarios, maravillosos, que pueblan el escenario. La relación entre el actor y el espectador es fundamental. El objetivo es estimular los sentidos del bebé para contribuir así a su buen desarrollo sensorial y emocional. Como punto de partida tomamos «Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas», de Lewis Carroll, pues es una historia en la que el mundo presentado es más cercano a los bebés que la realidad en que vivimos. No obstante, no se trata de poner en escena la historia de Carroll, sino, como ya hemos indicado, de crear una experiencia sensorial para el disfrute de los bebés. Por eso mismo, el Gato de Cheshire, que aparece y desaparece y guarda los cruces de caminos, nos pareció el personaje más indicado para guiar esta aventura. Como en Anamakanda, en Cheshire el bebé es el verdadero protagonista.
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